Como sabemos, esa contaminación del agua puede llevar a la contaminación
de los ríos, a la contaminación de los mares, o incluso a la de lagos,
embalses, presas… A fin de cuentas, todo aquello que contenga agua. Esta
contaminación afecta para empezar a la fauna y a los diferentes seres vivos que
pueden vivir en la misma. De esta forma los productos contaminantes se
introduce en la cadena alimenticia, y van invadiendo la misma hasta llegar a
los eslabones superiores, es decir, nosotros. Al alimentarnos de los seres
vivos que viven en el agua contaminada, como por ejemplo el pescado y el
marisco, ingerimos y acumulamos las toxinas que ellos consumieron, lo que tiene
consecuencias fatales a largo plazo, como la aparición de enfermedades como
alergias, o incluso cáncer. Además, debemos señalar que el agua contaminada
puede ser portadora de una gran variedad de enfermedades, algunas de ellas
mortales. ¿Cómo podemos contribuir a reducir la contaminación del agua? Gran
parte de la contaminación se debe a la agricultura intensiva, que requiere de
pesticidas y fertilizantes cuya fabricación consume gran cantidad de agua y
conlleva vertidos de sustancias contaminantes a los cauces. Por otro lado, el
uso de estos pesticidas y fertilizantes contamina el suelo y los acuíferos.
Podemos contribuir a reducir la contaminación derivada de esta actividad
consumiendo menos productos de la agricultura intensiva. Si optamos por
consumir productos ecológicos estaremos contribuyendo a la salud de nuestro
planeta. Otra actividad que consume y contamina el agua es el blanqueado del
papel, por lo que consumir papel reciclado contribuye a una menor contaminación
del agua. Muchas veces algunos deshechos, como por ejemplo las bolsas de
plástico, terminan en el agua al ser arrastradas por el viento. Estas van al
mar y permanecen allí largo tiempo hasta su total descomposición. Podemos
evitar esto reduciendo el uso de las bolsas de plastico.
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